martes, 22 de octubre de 2019

La boda de M & A

Cuando un lugar forma parte de la historia de tu familia. Cuando dicho lugar ha sido testigo de tus veranos, de tus juegos de niñez, de tu adolescencia y madurez. Cuando ese lugar te reconforta, te inspira y en él, te sientes en casa... tiene que ser por fuerza, parte imprescindible de los días más importantes de tu vida.

Eso era lo que querían M&A para su boda. Detalles que evocaran al pueblo pesquero de Cabo de Palos ya que, era allí donde se casaban. Cabo de Palos no destaca solo por sus playas o su increíble fondo marino. Los montes de alrededor, compuestos de pizarra y cuarzo, forman parte de un parque natural y están forrados de esparto, palmito, romero, tomillo… que proporcionan sensaciones y olores que hacen de cada paseo, una experiencia inolvidable. Tan inolvidable como queríamos que fuera la boda y su celebración.

Para la iglesia, optamos por una decoración cuya base eran muebles vintage restaurados para la ocasión. Sobre ellos pusimos cestas y cestos de palma con la flora típica de la zona, un toque de cuarzo y unos lirios que rememoran a los lirios de playa. Una humilde pero bella flor salvaje, de color blanco, que crece en las dunas de arena y que está protegida.



El adorno floral del templo, hecha sobre todo con palma de palmera, siemprevivas y lirios, es obra de Campos Garden Floristas que hizo un trabajo espectacular.

El lugar de la celebración, El Parador del Mar Menor, era el sitio ideal por su decoración floral, acorde a la que nosotros queríamos, y por estar junto al Mar Menor que también forma parte de la historia vital de los novios.

En la puerta pusimos un cartel de bienvenida hecho con maderas recogidas en la playa y que se dejaron tal cual llegaron, incluso con las señales que dejan en ellas animales marinos como la broma. El cartel estaba sujeto con el palo de un barco de vela latina, típicos del Mar Menor.



Y dentro, un pequeño rincón homenaje a los veranos en la zona. La pieza central una mecedora. Una mecedora para rememorar a los abuelos y sobre todo, a las abuelas que, mientras se mecían en ellas, hacían punto, tejían y contaban historias de su niñez a sus nietos. Mecedoras en las que, cuando eras pequeño, cabías entero y te quedabas ensimismado mirando el mar. La mecedora estaba acompañada por una pleita de esparto, esferas de ratán y sobre todo, por fotografías que contaban la historia de los novios y de sus familias.



Por ultimo, un carrito dulce. Hecho de madera y decorado con cabo y unos botes de vidrio verdoso que recordaban a las esferas de cristal que servían de flotadores en las redes de los pescadores. También una polea de barco antigua y un farol que remataban el conjunto.


Estamos muy contentos con el resultado final. Un resultado que no hubiera sido posible sin la implicación de los novios en el proyecto desde el primer minuto - Ellos se encargaron de toda la parte gráfica de la boda - y de la colaboración de amigos y de muchos profesionales que nos ayudaron a conseguir lo que queríamos desde el principio ¡Una boda inolvidable!